lunes, 26 de marzo de 2012

Tensión bajo control

Si para la corrección de alguna actividad escrita hecha en la pizarra necesitaras más de un día, adviertes al personal de limpieza para que no la borren. No traslades a tus alumnos, y menos en estas edades, la necesidad de ir con prisas a la hora de corregir, todo debe ser más bien pausado y sin muchos acelerones.

Toca corregir las dos redacciones que están en la pizarra.

Llamarás primero al autor de una de ellas para que te acompañe, de pie, junto a la pizarra. Irás leyendo, despacio, lo escrito. Ante cualquier fallo o equivocación (caligrafía, ortografía, vocabulario, etc) preguntarás al autor si sabe por qué se ha equivocado; si lo sabe, se corrige en la pizarra con tiza de color y si no lo sabe, preguntarás a toda la clase (¿dónde se ha equivocado?, ¿ por qué se ha equivocado?) y también se corrige en la pizarra. Si nadie lo supiera lo indicas tú. Lo indicado es una forma, entre otras, de captar y mantener la atención; procura conseguirlo para cualquier actividad que se preste.

La corrección abarcará desde el título hasta el dibujo alusivo. Anotarás en tu ficha de seguimiento del alumno lo que corresponda. Siempre tendrás algún motivo para valorar positivamente, ante todos los alumnos, lo escrito y dibujado por tu alumno, sin dejar de reconocer los fallos: el esfuerzo que ha hecho, la dificultad de la redacción, la imaginación y creatividad que ha plasmado, el asumir los fallos como algo natural en el aprendizaje ( y en la vida) para poco a poco ir mejorando…y la perseverancia que tu alumno manifiesta para, con tu ayuda y su trabajo, ir logrando una expresión escrita que, al igual que con otras tareas escolares, le reportará satisfacciones de todo tipo.

Junto a la redacción corregida en la pizarra indicarás la calificación (con tiza de color queda más “guay”) que crees se merece. No estaría mal que, antes de indicarla, con ánimo participativo comentaras con el autor y compañeros los motivos de dicha justa calificación. Así todos se involucran más en el aprendizaje y aprenden, antes de corregir o juzgar, a tener en cuenta diversas variables.

Te queda por corregir, maestro novel de primero de primaria de un colegio público, la otra redacción de la pizarra. Si la pizarra es digital…

Las redacciones hechas en las libretas con renglones de dos rayas las irás corrigiendo poco a poco en presencia del autor, que acudirá a tu mesa. Indicarás con boli los fallos y la calificación que reflejarás en la ficha de seguimiento.

Tendrás en cuenta los fallos ortográficos o de vocabulario de las redacciones para incluir esas palabras, bien escritas, en próximos dictados.

No les limites, de forma imperativa, la extensión de sus escritos en las libretas. Tiene que haber cierto límite de tiempo, faltaría más, pero, ya sabes, que se sientan libres. Y elogia con algo de sincera admiración simpática, ante todos, los logros que vayan obteniendo tus alumnos en cualquier actividad escolar. No se te ocurra fingir o engañar al manifestar tus elogios porque, además de ser inútil,… tus alumnos lo percibirán. Y tú no eres de esos.

Repetimos una vez más: Todas las semanas harás con tus alumnos comprensión escrita, dictado, redacción…amén de las diarias lectura, comprensión oral, poesía, vocabulario, diccionario, matemáticas, etc. No tendrás tiempo de perder tiempo. Los resultados los disfrutarás desde los primeros días…y sin estrés. Prueba.

Alia res:

Ya hemos comentado alguna vez que hay que tener mucho cuidado con una excesiva exigencia (que podría derivar casi sin darnos cuenta hacia determinado tipo de violencia verbal o física) a la hora de obtener, cuanto antes mejor, resultados positivos de los alumnos. Dado que es un proceso y que todos los alumnos no son iguales ni llegan en los mismos niveles de conocimientos y destrezas, es muy importante que te relajes, organices tu clase y actividades…y esperes que vayan llegando los resultados de tu labor. Cada alumno necesitará el tiempo que sus circunstancias demanden.

Tú sigue, diariamente, sembrando la mejor pedagogía de la que seas capaz.

Insistirás, desde el primer día y con frecuencia, en que a tu clase no se va a sacar buenas notas; que si alguno es lo que pretende, influido por terceras personas, sería mejor que cogiera su mochila y se buscase otra clase y otro profesor. Incluso podrías, con un gesto ligeramente teatral pero sincero, abrir la puerta de la clase dando a entender que el que quiera irse… Estas últimas palabras, dichas como ya sabes, los compromete y cautiva, que de eso se trata.  Ya expusimos hace tiempo los objetivos de acudir a tu clase: pasarlo bien, tener amigos, respetar a las personas y a lo que nos rodea, colaborar y ayudar a los demás…y a aprender.

Si lo del párrafo anterior lo dices con convicción, sinceridad, empatía, cercanía y en un ambiente relajado, el mensaje calará y perdurará.

También les advertirás, son criaturas de seis años, de los riesgos de estar obsesionados por las calificaciones. Les dirás que has visto y conocido a muchos alumnos, y familias, que lo pasan muy mal cada vez que hay una entrega de notas: llanto, angustia, disputas familiares, conflictos con el colegio, envidias y enfados entre compañeros, autoestima lesionada, falta de ilusión para proseguir el aprendizaje…y algo más que, aunque ocurra lejos de nosotros y sea esporádico, no debes contarles: la tragedia de algunos alumnos que abandonaron esta vida, fundamentalmente, por esto de lo que estamos comentando.

Maestro, puede que deduzcas, erróneamente, que los alumnos no se esforzarán en sus tareas escolares si se les inculca que las calificaciones no son importantes.

Nuestra experiencia, curso tras curso, evidencia justo lo contrario. Tus alumnos, si practicas algo así como lo que venimos exponiendo durante ya bastante tiempo, se esforzarán en sus obligaciones escolares sin el lastre de un estrés y angustia que los limitarían y perjudicarían sin necesidad. Sí tendrán una sana tensión por el aprendizaje que siempre es necesaria. Los resultados: sorprendentes, eficaces y estimulantes.

La evaluación continua, con la asunción de los logros, limitaciones y dificultades, los protegerá de llevarse un berrinche cada vez que haya entrega del boletín de calificaciones. Es muy probable que sí les acompañe algo de las situaciones negativas indicadas anteriormente, es casi imposible eliminarlas por la presión familiar o escolar, pero ten la seguridad de que sus efectos en tus alumnos serán muy limitados, poco traumatizantes y que no les impedirá proseguir con su proyecto personal y escolar.

¿Las familias lo entenderán y asumirán? Sí. En la primera reunión con los padres, al comienzo del curso, lo explicarás    y responderás a las legítimas dudas que te puedan plantear.

Los padres, antes de la reunión, ya te conocen bastante bien puesto que tus alumnos no habrán dejado de relatarles, asombrados y entusiasmados, diversas circunstancias sobre tu forma de ser y actuar. A diario.

Hasta la próxima, si ha lugar.

Saludos.

miércoles, 14 de marzo de 2012

¿Arrimamos el hombro?

Algunas de las preguntas de la comprensión, oral o escrita, deben estimular la creatividad, originalidad, capacidad de improvisación y reflexión, etc. de los alumnos. Todas las preguntas no deben tener siempre un nivel de exigencia elemental.

Y algo más sobre la lectura: Siempre, en la lectura colectiva o individual, harás observaciones para que se fijen en la ortografía de algunas palabras y signos de puntuación, en la concordancia, en el uso de mayúsculas, en el estilo directo e indirecto a la hora de expresar los diálogos, en la adecuación de algunos adjetivos, etc. Y no olvides, maestro novel de primero de primaria de un colegio público, que estamos en un nivel de primero de primaria.

Sobre la expresión escrita:

Una vez dominado el proceso lecto-escritor de este nivel se deben iniciar, sobre el segundo trimestre, ejercicios de expresión escrita que, gradualmente, irán ganando en extensión y complejidad. En los textos te vendrán indicados diversos enfoques para esta actividad.

Con independencia de los textos te sugerimos esto que puedes modificar, mejorar o no tener en cuenta: Todas las semanas, al igual que con el dictado, saldrá a la pizarra un alumno que, subido en una silla, escribirá una composición o redacción; siempre la acompañará un dibujo alusivo al texto escrito. Si divides la pizarra en dos mitades con una tiza podrán salir dos alumnos al mismo tiempo; les indicarás la conveniencia de que no se fijen en lo que el otro escriba.

¿Sobre qué escribirán? Sobre lo que hayas sugerido y acordado con tus alumnos: inventarse una historia sobre una o dos palabras dadas, cambiar el final de un cuento conocido, sobre un dibujo inventarse un cuento, narrar una historia sobre alguna experiencia o noticia conocida por todos,…las posibilidades son casi infinitas. Siempre incluirán un dibujo alusivo, coloreado o no; y lo situarán donde su imaginación y creatividad les indique.

Muy, muy importante: No te olvides de la motivación antes y durante la actividad. Podrán crear sus propias historias con los personajes que quieran, viajarán con la fantasía a lugares sorprendentes, ocurrirán aventuras increíbles, podrán inventarse palabras nuevas, irán sintiéndose orgullosos de sí mismos al comprobar como, poco a poco, dominarán la expresión escrita, etc.

Habrá motivación estimulante en todas las actividades escolares que desarrolles con tus alumnos. En todas. Aunque tengas que dramatizar algo de forma simpática.

Mientras los dos alumnos de la pizarra, con el respaldo de la silla hacia la pared, escriben sus redacciones, el resto de la clase la escribirá en sus cuadernos de renglones de dos rayas. Tu tono de voz y forma de dirigirte a ellos los convencerá de la inconveniencia e inutilidad de intentar copiarse de la pizarra. Es más positivo equivocarse, aceptarlo, corregirlo y aprender. Todo muy relajado, franco y estimulante.

Les indicarás un tiempo suficiente para el desarrollo de la actividad. Podrán utilizar el diccionario (sabido el orden alfabético y el uso) para evitar faltas de ortografía.

Deben inventarse un título para la redacción, lo deberán escribir con el tipo de mayúsculas que prefieran (pueden consultar textos) y lo podrán colorear o no.

Les recordarás varias veces durante el ejercicio las reglas ortográficas que ya deben ir teniendo en cuenta. Poco a poco irán utilizando el estilo directo e indirecto en sus composiciones para reflejar lo expresado por los personajes de su narración. En los últimos meses de primero de primaria ya deberían ser capaces de plasmar en sus cuadernos, todas las semanas, composiciones de cierta extensión y complejidad.

Si algún alumno te reclamara, durante el ejercicio, para consultarte alguna duda, se la resuelves con el mejor ánimo.

Una vez terminado el ejercicio, los alumnos dejarán sobre tu mesa sus cuadernos. Y los de la pizarra volverán a su sitio. Corregiremos en otra ocasión.

Alia res:

Para lo que hemos comentado en las veintitrés colaboraciones expuestas, incluida ésta, entendemos que no son precisos ni mayores ni menores recursos humanos y materiales. Si el maestro cumple con su obligación y sigue las pautas indicadas para dentro y fuera del aula, u otras pautas eficaces que él practique y prefiera, tendrá garantizada una muy buena calidad educativa en sus alumnos; que se prolongará durante los cursos posteriores a menos que se sea un cafre, o algo así, el maestro que los vaya recibiendo. Que los hay; pocos, pero los hay.

Para los cursos de primaria, sin perder de vista la adecuación a la evolución de los intereses de los alumnos, hacen falta un maestro-tutor en condiciones y los especialistas, y material, necesarios. Todos, comprometidos con la docencia.

Se oye con demasiada frecuencia y muchas veces con demasiado ruido y alboroto que, ahora que el país está en tan lamentable estado económico con el drama del paro y el déficit, bajo ningún concepto se pudiera meter la tijera a la educación pública porque se perdería calidad educativa, porque nos jugamos el futuro…y no sabemos cuantas cosas más. Da lo mismo la creencia o ideología que subyazca.

Si la calidad educativa, en estos niveles de primaria, es lo que hemos venido exponiendo hasta ahora, y que se puede comprobar fehacientemente, no entendemos bien ciertas advertencias y reivindicaciones. Puede que haya otros intereses…

Creemos que, temporalmente y para los tiempos que corren, sí se podrían considerar la continuidad de algunas situaciones establecidas en la educación primaria:

La reducción de horas lectivas de los maestros mayores de cincuenta y cinco años. Con esa edad, y con bastante más, se suele estar en plenas condiciones para ejercer la docencia durante todas las horas lectivas y obtener un  rendimiento notable. Sobre todo si el clima habitual dentro y fuera de clase transcurre dentro de los cauces deseables de trabajo, respeto, orden, entusiasmo, alegría, etc.

Lo de la jubilación a determinada edad…

Siguen existiendo aulas con pocos o muy pocos alumnos y, como es lógico, atendidas por un maestro-tutor y los especialistas. Suena algo a despilfarro. No nos referimos a algunas localidades que dependerían de transporte escolar. Con veinticinco alumnos por aula (o casi), en estos niveles primarios, el trabajo es muy asumible y controlable. Siempre que se consiga lo del clima aludido en el párrafo anterior, se utilice metodología eficaz y se procure no agobiar a los maestros con exceso de burocracia. Hablaremos algo de ello en otra ocasión.

Seguro que se puede optimizar el rendimiento de todos los que intervienen en el proceso escolar desde el personal de limpieza, subalterno, no docente, docente,…  hasta el director, si el pobre lo aguanta. Si, además, todo lo expuesto repercute, a corto o largo plazo, en reducción de algunos costos (no se mermaría la calidad educativa, por supuesto) estaríamos contribuyendo desde nuestro ámbito a la mejoría de este país. Merece la pena considerarlo aunque a algunos puedan darles ganas de perseguirnos con un lazo. No es nuestra intención menoscabar los derechos adquiridos…de nadie.

Hasta la próxima, si ha lugar.

Saludos.