Parece que no tiene
fácil remedio. Nos referimos al ruido.
Ya comentamos en
anteriores ocasiones que hay colegios con una acústica que perjudica el normal
desarrollo de la actividad escolar o que están ubicados en zonas que soportan
más decibelios de lo deseable.
Lo que sí debería
tener remedio es el ruido generado por los ocupantes del colegio:
Incluso el sonido
de la sirena, o campana, podría atenuarse y no llegar a ser molesto. Sin dejar
de ejercer su función.
Alumnos que entran
en tropel a voz en grito cuando llegan de sus casas, regresan del recreo,
esperan algún cambio de maestro, van por el pasillo por algún motivo, regresan
a sus casas…o, simplemente, dominan el ámbito del aula e ignoran los gritos
impotentes e inútiles de su tutor.
Lo anterior no es
lo generalizado, afortunadamente, en los colegios públicos. Hace tiempo que
venimos indicando pautas para evitar esas situaciones.
Sin llegar a casos
extremos sí hay maestros que utilizan una ineficaz intensidad de voz que en
absoluto favorece un ambiente de aprendizaje. Y que propicia, por contagio, el
que sus alumnos vayan imitando lo que escuchan a diario.
Si los alumnos
provienen de una familia acostumbrada al grito y al ruido (al expresarse, al
poner en funcionamiento aparatos de sonido, etc.) habría, con discreción y
delicadeza, hacer ver lo inadecuado y pernicioso de dicho hábito. Incluso a la
propia familia en el tiempo de la tutoría.
Siempre te queda el
recurso, sin dirigirte a nadie en concreto, de comentar con todos tus alumnos
que estas situaciones pueden ocurrir con los perjuicios que conlleva: pérdida
de audición, distintos tipos de trastorno, molestias a los demás, etc. Y que es
una pena que los protagonistas no pongan remedio para mejorar su calidad de
vida y evitar perjudicar la de otros, sobre todo la de los más pequeños.
No dudes, maestro
novel de un curso de primero de primaria de un colegio público, que tú sí
podrás conseguir que tus alumnos, al menos el tiempo que estén contigo, sí se
comuniquen sin decibelios que los perjudiquen y dañen a otros. Recuerda lo que
indicamos en otras colaboraciones. Les encantará seguir esas pautas ya que
serán ellos los primeros en disfrutarlas.
¿Y la nefasta manía
de poner el volumen a toda pastilla?
Sí: en salidas
fuera del centro, en las celebraciones escolares que se desarrollan durante el
curso en el salón de actos (o lugar habilitado), patio, etc. Con, o sin,
presencia de las familias. No hay forma de evitar que se machaquen hasta
extremos insufribles los tímpanos y demás órganos de los oídos de los menores,
y mayores, asistentes. ¡Incluso de bebés!
Habría que
rebelarse e indignarse. Y obligar, a quienes corresponda, que atiendan al
sentido común y a la más elemental precaución para no dañar la salud. Así.
¿Y qué decir de
algunos comedores escolares ubicados en recintos nada adecuados, o casi? Menudo
follón, a diario. Un griterío que impide cualquier acción pedagógica sobre los
hábitos alimenticios. ¿Sentará bien la comida?Así, no hay forma.
Bien es verdad que
en las salas de cine así como en otros lugares terminarán de rematar la faena.
¿Un país de sordos algo tocados? Si al menos surgiera un genio…
Si a nuestros
alumnos los vamos haciendo objetivamente críticos con la-s realidad-es que nos
rodea-n es posible que la sociedad mejore algo.
Hay un día y hora a
la semana previsto para las tutorías individuales. Ya indicamos la necesidad de
que acudan los padres, acompañados por sus hijos, a dichas tutorías cada mes y
medio, aproximadamente.
Algunos compañeros,
los menos, eluden ese encuentro tan imprescindible alegando que si el alumno no
presenta problemática o dificultad destacable es mejor no molestar a la familia
para que acuda a la tutoría, que habría poco que comentar... Ni ellos mismos se
lo creen aunque es posible que algunas personas, incluso padres, lo acepten
como lógico o normal. Así nos va.
Había algún
compañero que para llegar al colegio transitaba por unas calles poco
frecuentadas por los alumnos y padres. Así evitaba verse con ellos. ¿!
Pero, maestro novel
de primero de primaria de un colegio público, sigamos con lo que nos interesa.
Debes evitar llegar
tarde a la hora de iniciar el tiempo de tutoría; sería mal comienzo.
Igualmente, si acabado el tiempo previsto hubiera padres e hijos pendientes de
que tú los recibieras deberás atenderlos aunque sobrepases la hora establecida.
Sé generoso con tus alumnos y familia. Percibirán tu dedicación y entrega.
Es fácil que se
reúnan varias personas en el pasillo junto a la puerta de tu aula esperando ser
recibidas por ti. Hay que facilitar las cosas: Saca sillas al pasillo para que
la espera sea cómoda, Y cierra o entorna la puerta mientras atiendes al que
corresponda según orden de llegada.
Situarás dos o tres
sillas junto a tu mesa para que las ocupen tu alumno y la-s persona-s que lo
acompañe-n.
Agradeces la
presencia en el aula a esa hora y pones sobre tu mesa la ficha de seguimiento de
tu alumno y sus cuadernos de trabajo (que verán sus padres).
Explicas, y
pormenorizas, los logros y dificultades que vienes observando en el aprendizaje
de las distintas áreas. Como tus fichas de seguimiento de cada alumno estarán
con muchas observaciones y calificaciones no te resultará nada complicado
trasladar estos datos y tu valoración a los padres y alumnos. También debes
referir la actitud y comportamiento de tu alumno en el aula, con sus compañeros
(incluidos los más retrasados en el aprendizaje o con algún tipo de carencia),
en el patio, con otros profesores, con el equipamiento del colegio, etc. Y no
olvides valorar su actitud ante el aprendizaje y su convencimiento de que no se
va al colegio para obtener buenas calificaciones.
Valorarás positivamente
ante tu alumno y sus padres las habilidades o iniciativas en las que destaque:
liderazgo, deportes, artística, lenguaje, matemáticas, ecologismo, aceptación
por parte de sus compañeros, simpatía, originalidad y creatividad, capacidad de
intervenir para resolver conflictos entre otros compañeros, etc.
Te interesarás, con
discreción y si los padres lo aceptan, por el comportamiento de tu alumno en su
casa y con su familia: colaboración en las tareas domésticas, convivencia con
sus hermanos y demás familia así como con sus amigos y vecinos, aceptación de
las normas establecidas a la hora de comer, irse a dormir, tener su cuarto
presentable (cama, ropa, calzado, juguetes,…), etc.
Procurarás, si tuvieras
que indicar a los padres alguna circunstancia escolar mejorable de su hijo,
hacerlo con cercanía y afecto (incluso con simpatía), con el tono de voz ya
indicado muchas veces, sin insistir en la negatividad pero no faltando a la verdad.
Insistirás en el ánimo colaborador de tu alumno para mejorar lo mejorable y en
tu confianza en que con tu actuación y colaboración familiar superará y
mejorará lo que seposible y necesario.
Esta forma de
actuar influirá para que los padres no utilicen, gratuita e irresponsablemente,
ciertas expresiones poco adecuadas al referirte aspectos de la personalidad o
comportamiento de sus hijos. Llegado el caso no dudes en corregir delicada y
respetuosamente, y con afecto, a los progenitores. Ni a ti ni a ellos os asiste
el derecho a denigrar o humillar al alumno allí presente. Faltaría más. Son
niños de seis años. Y si fueran de más edad…igual.
Agradeces a los
padres la colaboración prestada en la casa a su hijo en alguna sencilla tarea o
deber escolar: aprender y recitar alguna poesía, usar el diccionario, reforzar
sencillas equivalencias y series numéricas, etc. Como si fuera casi como un
juego.
Si tuvieras
constancia de que tu alumno no recibe en casa ningún tipo de ayuda en sencillos
deberes escolares deberás recabar de los padres su colaboración ya que resulta
imprescindible para la labor educativa con su hijo. Te comprenderán. Y lo
agradecerán.
Debes recabar de
los padres cualquier tipo de circunstancia que debas conocer y tener en cuenta
sobre tu alumno referente a la salud, dificultad o problemática de cualquier
clase, etc.
Te interesarás
especialmente por conocer si tu alumno, a diario, cuando vuelve del colegio
comunica a sus padres lo que ha hecho en clase, lo que ha aprendido, lo que
ocurrió durante el recreo, etc. Y… si tiene más amigos, se lo ha pasado bien y
tiene ganas de volver al día siguiente.
Antes de iniciar
las tutorías individuales, siempre con la presencia de tu alumno, advertirás en
clase que, a veces, los padres o el profesor pueden necesitar intercambiar
información sin que el alumno deba estar presente. Lo aceptarán, respetarán y
asumirán como algo lógico y natural.
Llegada esta
circunstancia durante la tutoría, indicarás a tu alumno que se retire al
pasillo y espere que se le vuelva a llamar. Puede haber circunstancias
familiares que debas conocer en privado.
Si practicas, en
mayor o menor medida, las indicaciones metodológicas y pedagógicas que hemos
venido relatando desde hace ya mucho tiempo, y llevas las visitas de padres de
la forma que te hemos indicado, mejorándolas con tus propias aportaciones, te
garantizas una elevada calidad educativa, prestigio y el respeto de las
familias, alumnos…y de tus propios compañeros. Pero no te creas un “figura”:
eres uno más de los maestros de la escuela pública que intentan mejorar la
sociedad que nos ha tocado.
Sobre la anterior
colaboración y, en concreto, sobre los problemas matemáticos: Facilítales
varios caminos para llegar al resultado. Les abre la mente, los hace creativos,
relacionan mejor diversos conceptos…y les hace sentirse más seguros en sus
capacidades.
Ha habido alumnos
que nos han sorprendido, con seis o siete años, al llegar a la solución de
sencillos problemas a través de sorprendentes y eficaces procedimientos
matemáticos. Y no olvides lo dicho: Manipulación de objetos y ligera
representación teatral emocionada para plantear las cuestiones o problemas. Sin
prisas.
Y hablando de
creatividad: Deja cierto margen de libertad creativa para que tus alumnos,
dentro de un orden y sin olvidar la debida buena presencia de las actividades
realizadas en las libretas, puedan plasmar en dichas actividades de vez en
cuando su impronta a través de dibujos, recortes, pegatinas, colores,
distribución de los espacios, tipos de letras, utilización de otros materiales,
etc. Les entusiasma, divierte e impulsa en el aprendizaje.
Primera y muy
deseada reunión colectiva con los padres de tus alumnos:
Ya dijimos en su
momento que los padres, antes de la primera reunión, ya te conocerán sobradamente por los testimonios que tus
alumnos habrán manifestado ante sus familias; y por los contactos que puedas
haber tenido con los progenitores.
A esta reunión
colectiva no deben acudir los alumnos, solo los padres.
Concederás unos
cinco minutos de cortesía para los padres que pudieran retrasarse.
Al comenzar les
agradeces su presencia. Tu tono de voz, forma de mirar y dirigirte a ellos, la
seguridad e ilusión (no exenta de realismo) que desprenderás al hablar de la educación
de sus hijos, la necesidad de contar con su colaboración en todo el proceso
educativo, etc. te van a garantizar un apoyo imprescindible y duradero.
Por cierto, que si
tu forma de dirigirte a los padres se parece algo a lo que indicamos en relación
con la comunicación con tus alumnos, mejor. Sin que resulte artificial o poco
sincera. Naturalidad.
Los padres podrían
sentarse en las sillas, o alrededores, de donde se sientan sus hijos. Les hace
ilusión y visualizan de alguna manera a sus hijos allí situados. Tú podrás
estar sentado en tu silla inicialmente aunque lo normal es que te levantes para
utilizar la pizarra, te apoyes discretamente en tu mesa…Naturalidad y cercanía.
A los progenitores
que vayan acudiendo les preguntarás el nombre de su hijo y anotarás en la ficha
de seguimiento del alumno el día de la reunión y si acudieron el padre y la
madre, o solo uno de ellos.
Los padres podrán
preguntar lo que deseen durante la reunión. Advertirás que deberán ser
preguntas de interés colectivo ya que las de carácter particular se formularán
en las horas de tutoría. O al acabar la reunión.
Explicitarás el
contenido de las fichas de seguimiento donde irás reflejando a diario
calificaciones y observaciones que merecen tus alumnos: Explicarás a los padres
todo lo que hemos expuesto sobre los objetivos y forma de desarrollar la
lectura, expresión oral, vocabulario, poesía, comprensión oral y escrita,
dictado, redacciones, cálculo, nociones, problemas, etc. etc. No olvides los
aspectos artísticos y deportivos.
Indicarás la
necesidad de que duerman las horas necesarias, de que acudan desayunados y, en
lo posible, con sus necesidades fisiológicas hechas, de la puntualidad al
acudir al colegio, de llegar aseados, de que los bocadillos y bebidas, o
frutas, que consuman durante la mañana sean sanos y nutritivos, de que aporten
a diario los útiles y materiales
escolares precisos, etc. También
explicarás la forma y frecuencia, ya expuestas con anterioridad en otras colaboraciones, de
acudir a los servicios, de “castigar” a los infractores de las normas escolares
y morales, etc.
No se te olvide
indicarles a los padres que sus hijos (seis años) no van a tu clase a sacar
buenas notas: Puede que la sorpresa inicial sea mayúscula e inesperada. Te
toca, con el lenguaje y argumentos que ya conoces, convencerles de la
conveniencia de asumir tus postulados ya que han dado, y seguirán dando,
resultados más que eficaces y, por supuesto, por encima de los niveles
exigidos. Y evitando angustias limitantes e inútiles.
Les advertirás que,
dentro del proceso escolar, tienes la intención de iniciar, poco a poco, una
educación afectivo-sexual algo adelantada a lo que exija su desarrollo
psico-afectivo para garantizarles, con naturalidad, un conocimiento y asunción
de su sexualidad que conllevará el
respeto a su propio cuerpo y al de los demás. En los colegios hay textos con
ilustraciones, incluso algo antiguos, que abordan el tema con una naturalidad y
simpatía sorprendentes. Sin mojigaterías ni influencias de creencias varias.
Si algún progenitor
tuviera algún reparo en esta cuestión deberás tenerlo en cuenta. A nosotros
nunca nos ocurrió algo así. Sería raro.
Además, les
indicarás los resultados conseguidos en esta educación afectivo-sexual durante
muchos años de docencia por muchos maestros: Alumnos con una madurez,
conocimiento, naturalidad, simpatía y responsabilidad evidentes.
Que no se te olvide
indicarles que intercalas, en las tareas escolares, canciones o
interpretaciones musicales, juegos, adivinanzas, lectura del periódico…con
objeto de aliviar el posible cansancio, pasarlo bien y favorecer el
aprendizaje.
Les dirás que para
ti y tus alumnos es fundamental la comunicación personal. Y que igual que tú
les expones experiencias personales de las que extraer consecuencias, ellos
también lo hacen. Y que el ambiente en la clase es relajado, respetuoso,
alegre, estimulante, proclive al aprendizaje y, por si fuera poco, con un mutuo
y sincero afecto. Y que si el niño les traslada algo parecido a una queja o
dificultad del tipo que sea, además de escucharles con atención deben, los
padres, acudir a ti para conocer tu versión y opinión. Sin caer en una
sobreprotección excesiva, desequilibrada y nefasta.
Solicita de los
padres de tus alumnos, porque es absolutamente necesario y útil, su presencia, acompañados del alumno,
cada mes y medio, aproximadamente, para la visita de tutoría. Les indicarás que
tienes la costumbre de anotar en las fichas de seguimiento de cada alumno las
fechas en que se realizarán dichas tutorías. Y que, para una matrícula de poco
más de veinte alumnos, es muy fácil alcanzar unas noventa visitas de padres
durante el curso.
Y, lo último,
maestro novel de primero de primaria de un colegio público, que tú y tus
alumnos estáis acostumbrados a dejar las tareas escolares cuando suena la
sirena para salir ya que ni estáis deseosos de abandonar el aula ni os sentís
agotados. Así pues que los padres se acostumbren a que sus hijos vayan siendo
los últimos en llegar a la puerta del colegio. Dicho con naturalidad, cercanía
y afecto.
Enriquece lo
expuesto con todo lo que se te ocurra para hacer más fructífera este tipo de
reuniones colectivas. Te juegas mucho.