Para hablar sobre
la educación afectivo-sexual en primero de primaria, alumnos de seis años,
vamos a exponer algunos aspectos de nuestra experiencia que nos han dado
resultados muy positivos mientras los alumnos estuvieron bajo nuestra tutoría.
Si, con posterioridad, se siguió una línea de actuación adecuada al desarrollo
evolutivo los resultados deberían haber seguido siendo muy positivos.
Lo primero es recordar lo que ya dijimos en
anterior colaboración (¡con ésta ya van treinta y dos!): A los padres, en la reunión
colectiva de principios de curso, se les debe informar que vamos a abordar, con alguna
antelación a lo que se presume que el desarrollo físico-psico-afectivo de sus
hijos iría demandando sobre estos temas y vivencias, la información y formación
afectivo-sexual como una faceta más en la formación de la personalidad.
A los padres se les mostrarán los contenidos de
los textos que utilizarás y les indicarás que a sus hijos les dirás que los
días que se aborden en clase estas cuestiones deben, al volver a su casa,
comentar lo que se haya tratado. Y que los padres, si sus hijos no comentaran
nada (cosa rara), deben preguntarles con naturalidad y simpatía pero sin
imposiciones.
Si tú, maestro novel de un curso de primaria de
un colegio público, tuvieras alguna limitación, reparo o dificultad para abordar
con tus pequeños alumnos estas cuestiones…pues, no sabemos qué cara poner. Te
podría sustituir otro compañero u otra persona aunque no sería lo adecuado ya
que, sobre todo en estas cuestiones, la comunicación interpersonal, sinceridad,
confianza y complicidad entre el tutor y sus alumnos es lo que canaliza y hace
eficaz la asunción de la información y valores que conlleva.
Por cierto, si no has visto lo ya comentado
desde hace tiempo relativo a la forma de comunicarte con tus alumnos (tono de
voz, relajación, empatía, etc) te resultará algo más complicado conseguir que
la transmisión de información y valores les llegue a tus alumnos de la forma
más adecuada. Lástima.
Como ya advertiste a los padres la educación
afectivo-sexual que desarrollarás estará al margen de cualquier
condicionamiento o influencia de creencias varias. Todas muy respetables.
Te recomendamos que estos temas, que espaciarás
durante los dos cursos (1º y 2º) que estarán bajo tu tutoría, los abordes
siempre que todos tus alumnos estén presentes en el aula.
Continuará.
Alia res:
Un alumno llegó a primero de primaria con no
muy buen color de cara, algo compungido y poco estimulado. Y algo flaco.
¿Problemas digestivos, demasiados mimos familiares,
aversión a las vivencias que tuviera en infantil,…?
El primer día, y durante muchísimas jornadas
más, se dirigió al maestro, nada más sentarse en su mesa, en estos términos y
con una expresión de cara que era todo un poema:
-Profe: Tengo fatiguitas.
El maestro, el primer día y sin darle demasiada importancia, se acercó a él y se interesó compasiva y sinceramente por su estado de salud. El alumno no manifestó necesidad de acudir a los servicios o de llamar a su madre.
Todos los días siguientes, lo mismo: las
dichosas fatiguitas que escuchaban todos los compañeros.
Eso sí, lo decía solo
una vez.
Al segundo día, cuando el maestro (que ya se lo
esperaba) escuchó lo de las
fatiguitas volvió a acercarse a su alumno, lo miró con afecto, quizás le puso
la mano sobre la cabeza o el hombro, dejó pasar unos segundos en silencio y le
respondió con tono de voz relajado y cara candorosa de cierta sorpresa:
-Pues yo,… no.
Todos los alumnos oyeron al maestro.
Este tira y afloja “Tengo fatiguitas-Pues yo,…
no” duró gran parte del curso de primero.
El alumno, al comprobar que nadie en el aula le
prestaba mayor atención (sin marginarlo ni desatenderlo), fue paulatinamente
disminuyendo su más o menos protagonismo encubierto, se fue integrando mejor en
el grupo, apreció el valor del aprendizaje y hasta llegaba a las nueve con
mejor color y ánimo. Siempre fue un poco flaco.
Nadie se contagió de lo de las fatiguitas.
Menos mal.
Tus comentarios, si lees estas colaboraciones,
deberían servir para que tantos y tantos excelentes maestros de la educación
pública (incluido tú), de diferentes niveles, aportéis vuestras iniciativas y
experiencias. Todos os lo agradeceremos.
Las vacaciones caniculares están ahí. A
disfrutarlas y recuperarse.
Hasta la próxima, si ha lugar.
Saludos.