domingo, 16 de octubre de 2011

Conocemos el colegio

No te sorprenda, maestro novel de primero de primaria…, que en este primer día de conocer a tus alumnos no sientas hacia ellos la menor simpatía. No te asustes ya que es mejor así. Verás.

Sabes que están allí para que los lleves, durante el curso, a niveles superiores de conocimientos, actitudes, valores, etc. y que te verás obligado, a diario, a mantenerte en esa positiva y estimulante tensión que a tus alumnos los proyectará hacia delante como personas y a ti te completará como docente…y también como persona.

Vamos, que estás allí para dejarte exprimir como un cítrico por seres insaciables. No es un juego de niños aunque lo ideal es que casi lo fuera desde el principio.

No es tarea para docentes incapaces o no comprometidos.

La simpatía y el afecto por tus alumnos, y de ellos hacia ti, irá surgiendo en muy poco tiempo. Ya lo verás.

Hoy tocaba salir del aula al poco tiempo de haber entrado en ella el primer día.

Formada la fila otra vez, por hilera de mesas mientras no se establezca otra forma, los acompañarás, relajada y calladamente, para indicarles la ubicación de los aseos y el uso correcto que deben hacer de sus instalaciones, la secretaría, el despacho del director, la sala de profesores, escaleras a utilizar, espacios a los que no deben acceder…y llegamos al patio de recreo.

Por el patio irán a tu alrededor. Les indicarás, y recorreréis, los límites del patio de recreo que utilizarán y disfrutarán todos los días.

Les advertirás, sobre el terreno, de los posibles riesgos que tú ya comprobaste el primer día que llegaste al colegio: anclajes de las porterías de deportes, aristas cortantes, clavos, óxidos, huecos en las vallas, etc.

Comprenderán y asumirán, tus sencillos argumentos y forma de expresarte lo conseguirán, estas normas que facilitarán la convivencia y el bienestar de todos:

Necesitarán permiso para poder abandonar el patio de recreo asignado, no manipularán la puerta del colegio por el peligro de aplastar la mano de otro niño (o de sí mismo), no arrojarán envoltorios de bocadillos o zumos (si no lo hicieron en el aula) fuera de las papeleras, no acercarán la cara a algún hueco que comunique con el exterior o con otro patio de recreo, no se comunicarán con extraños y, menos, aceptarán cualquier tipo de cosa, no jugarán con violencia ni arrojarán objetos que puedan dañar a otros, etc.

Si todo lo anterior lo expones sin amenazas y sin autoritarismo, relajadamente, y solicitando su conformidad por el beneficio de todos, te garantizamos unos recreos la mar de satisfactorios.

Te vamos a pedir un pequeño compromiso:

Que estés en el patio (ya comentaremos de qué forma y con qué actitud) todos los días a la hora del recreo. Ya sabemos que tendrás asignado estar en el patio un día o dos a la semana…Tú decides.

Saludos.

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