lunes, 26 de septiembre de 2011

La primera fila (1)

Una sugerencia: Alguien tendría que considerar la conveniencia de aplicar algunos filtros previos para que los aspirantes al acceso a la docencia, al menos en los niveles de infantil y primaria, llegaran con algunas garantías personales, formativas, madurativas y de compromiso hacia la labor que desarrollarán más adelante.

Más de uno de los que estamos en el tajo, no lo estaríamos.

Pero, maestro novel de primero de primaria de un colegio público, vamos al tema.

Puede haber algún colegio en el que los primeros diez minutos, desde que se indica la entrada a las aulas, no se puedan utilizar para impartir clase debido al bullicio que forman algunos alumnos. Y que es muy contagioso.

A veces la acústica del interior del colegio no ayuda; pero hay más causas.

Por ejemplo, entre otras:

Si un maestro recibe el encargo de otros compañeros, que no salen al patio en ese momento, para que se encargue de acompañar a sus filas de alumnos en la entrada.

Si el maestro tarda en estar al frente de su fila de alumnos en el patio.

Que una clase entrase sin estar acompañada por el maestro. No suele ocurrir.

O si en el trayecto hacia el aula, o con los alumnos ya dentro del aula, el maestro tiene que atender algún requerimiento y descuida la necesaria atención a sus alumnos.

No sería mala cosa que los maestros, al menos por ciclos, se coordinaran para adoptar la misma estrategia, con cierta flexibilidad, a la hora de entrar del patio a las aulas.

Nos hablaron de una maestra que el primer día de formar la fila en el patio, estaba minutos antes de la hora esperando en el patio que se formara, se limitaba a observarla sin hablar y sin perderla de vista. Procuraba no distraerse, ni hablando con compañeros ni con familiares de alumnos salvo por algo de imposible espera.

Luego, sin hablar, despacio y con semblante relajado, recorría dos o tres veces la fila en ambos sentidos mirando a cada alumno. Como mucho, tocaba con la mano, levemente, sobre la cabeza de cada uno.

Al volver al frente de la fila, seguía sin hablar, podía extender un brazo para indicar a algún alumno que se alinease correctamente.

Seguiremos con lo de la fila en próxima ocasión. Si ha lugar.

Saludos

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