Hay ocasiones en las que, por
ausencia del maestro especialista, el tutor debe seguir haciéndose cargo de sus
alumnos. Hasta aquí, normal.
Supongamos que el ausente es el
de educación física.
Hay algunos maestros, los menos,
que deciden bajar al patio de recreo para que sus alumnos retocen por allí
mientras pasa el tiempo asignado. Puede que faciliten a sus alumnos algún
escaso y elemental material deportivo: una pelota, unos aros,…pero sin
involucrarse en dirigir y organizar, al menos, unos sencillos juegos o
ejercicios deportivos. Se trata de que vaya pasando el tiempo mientras sus
alumnos se organizan a su manera.
Hay otros maestros, una minoría,
que ni siquiera se molestan en facilitarles algún material deportivo: que
retocen o se aburran por el patio mientras llega la hora de subir a clase. La
imagen es de lo más deprimente.
No es admisible el pretexto de
“Como no soy especialista nada me obliga a impartir la educación física…” Sería
aceptable en el caso de ausencia del especialista de inglés.
Si el ausente fuera el de música,
suponemos que todos los maestros tenemos alguna habilidad para sencillos
ejercicios de ritmo, canto…o, incluso, interpretación.
El colmo sería que, durante el
tiempo de la clase del especialista ausente, el maestro tutor indicase a sus
alumnos que se dedicasen a colorear cualquier dibujo o algo similar.
Tú, maestro novel de un curso de
primero de primaria de un colegio público, podrías prepararte algunas
actividades deportivas, musicales, teatrales, etc para cuando se produzca
alguna ausencia del maestro especialista. Te sentirás más contento contigo
mismo y darás ejemplo a tus alumnos y a otros compañeros.
Tus alumnos, además de pasárselo
“pipa y guay”, te admirarán un poco más y trasladarán este sentimiento a sus
familias y amigos. No hay mayor recompensa.
Alia res:
Insistirás en el respeto y
cuidado del medio ambiente. Y, también, en que al personal de limpieza debemos,
todos, evitarles más trabajo del debido.
El delegado de curso, entre otras
funciones, colaborará contigo para que el aula y el material escolar no
resulten dañados, no haya papeles u otro tipo de basura por el suelo, no apoyen
la suela del zapato sobre la pared del aula, etc. Frecuentes indicaciones e
inspecciones ayudarán a que tus alumnos lo interioricen y asuman. Sin miedos ni
traumas.
Antes de salir al recreo deberían
depositar en la papelera del aula los envoltorios de los bocadillos o zumos; en
algunos casos podrían hacerlo en las papeleras del patio.
A tus alumnos les encantará que
les enseñes alguna muletilla que les indique el necesario uso de la papelera.
Invéntate alguna graciosa, sonora y breve: la corearán contigo antes de salir
del aula. O cuando sea necesario.
Algunos alumnos, en el patio de
recreo, se acercarán a ti, que también estarás en el patio, para indicarte que
han arrojado a alguna papelera los envoltorios y sobrante del bocadillo y zumo.
Lo alabarás e, incluso, lo indicarás luego dentro del aula. El contagio y la
emulación están garantizados.
Hasta otra ocasión, si ha lugar.
Saludos.
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